El Greco pintó este episodio de la vida de la Virgen en numerosas ocasiones lo que ha permitido trazar la evolución de su estilo pictórico. Este lienzo de época temprana, pintado con toda probabilidad durante su estancia en Roma destila, sin embargo, influencia veneciana. La huella de Tiziano está presente en el uso de la luz y del color mientras que el tratamiento de la figura del arcángel remite a la pintura del Veronés. La escena se enmarca gracias a una serie de recursos arquitectónicos que crean el espacio como son el suelo ajedrezado, el cortinaje y la balaustrada, y se cierra en la parte superior con el rompimiento de gloria con tres angelitos y la paloma del Espíritu Santo. El Greco toma aquí elementos del Tríptico de Módena, pero con respecto a éste, son claros los avances en cuanto al tratamiento del espacio y de las figuras. El dominio en el uso de los colores y de la luz así como la maestría en la descripción de los ropajes hacen preludiar el estilo de madurez del pintor.
Mª Eugenia Alonso
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